En Chile, al igual que en la mayoría de países de la OECD, la matrícula de mujeres en la educación superior es mayor que la de los hombres y las mujeres superan a los hombres en las tasas de titulación. Sin embargo, en muchos de estos países, incluido Chile, las mujeres participan menos en las ciencias exactas y las tecnologías y cuando tienen preferencia por las ciencias, eligen carreras orientadas a la salud, biología y agricultura. En el 2014, en la OECD sólo uno de cada cuatro estudiantes en primer año de ingeniería era mujer (24%) y sólo el 37% de los estudiantes de primer año en ciencias, matemáticas e informática era mujer. Esto es lo que denomina segregación sexual horizontal.
Este escenario es producto de una serie de desigualdades a lo largo del ciclo de vida de hombres y mujeres. La evidencia más reciente muestra que aunque existan diferencias biológicas entre hombres y mujeres, ambos sexos comparten la misma base biológica para la comprensión y dominio del conocimiento matemático, aún al más alto nivel. El desarrollo de estos talentos en mujeres depende, entonces, de las características de los sistemas educativos y de la equidad de género en la sociedad.
¿Por qué nos interesa estudiar estas brechas? Porque, según la evidencia, las brechas de género en matemáticas tienen impacto en la elección de carreras y más tarde en los salarios que se obtienen en el mercado laboral. Sin embargo, la evidencia no es concluyente aún en dilucidar por qué las mujeres no eligen las carreras con más altos salarios futuros.
Con Paola Bordón (UAH) y Catalina Canals (CIAE), estamos modelando las preferencias de los estudiantes en el proceso de selección universitario, considerando las características del sistema de educación chileno. Hasta la fecha hemos podido evidenciar, de manera preliminar. que el género afecta la elección en diferentes dimensiones. La elección de los estudiantes tiende a reproducir la actual distribución por género: mujeres postulan más a carreras feminizadas. Las mujeres tienen una mayor probabilidad de postular a otras carreras de salud (14% de mayor probabilidad), a educación y a ciencias sociales y humanidades, y menor probabilidad de postular a carreras de ingeniería (14% menor probabilidad) y tecnología (8% menor probabilidad).
También se observa un fuerte efecto intergeneracional: los postulantes tienden a reproducir el área de trabajo o estudio de los padres del mismo sexo. En particular, las postulantes mujeres suelen reproducir en mayor medida el área de trabajo o estudio de sus madres cuando éstas se vinculan a áreas más feminizadas. Mientras que los padres tienen un efecto de mayor magnitud en carreras relacionadas con medicina, e ingeniería e.
Por otra parte, las variables vinculadas con el proceso de selección (notas y PSU) y la diferencia entre el puntaje individual y el puntaje de corte del año anterior son muy determinantes. Tener mejor puntaje en la PSU de matemáticas aumenta, en mayor medida, la probabilidad de postular a carreras de ingeniería civil en los hombres. Lo mismo sucede con la PSU de lenguaje: tener mejor puntaje en este test aumenta en mayor medida la probabilidad de postular a Derecho en los hombres, en comparación con las mujeres. De este modo, cuando se trata de las carreras más selectivas, el efecto positivo de los puntajes en la postulación es de mayor magnitud en los hombres. Una posible interpretación de este resultado, en línea con la literatura, es que las mujeres suelen tener menos confianza sobre sus propios conocimientos, debido a sesgos inconscientes generados en el proceso de socialización, tanto en el sistema escolar como en el hogar, y que, aunque tengan buenos resultados, no eligen necesariamente las carreras más selectivas.
Aumentar la participación de las mujeres en carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) es importante para reducir brechas salariales y de género en general.Pero también las carreras STEM se benefician de la diversidad que aportan las experiencias de las mujeres. Todo ello evidencia la necesidad de tener políticas que promuevan la igualdad de género, teniendo en consideración que los sesgos de género son inconscientes.
Fuente: Alejandra Mizala, Directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación y del CIAE y profesora Titular de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.